Si bien es cierto que la ciencia cognitiva nace para estudiar los procesos mentales con base en modelos dentro de una metáfora computacional, no hay que olvidar que realmente esta metáfora corresponde solo a una aproximación de la realidad que envuelve a la mente humana; puesto que esta última es más compleja que un “CPU” de computadora.
El hecho que una computadora no pueda sentir las distintas sensaciones a través de órganos sensoriales específicos presentes en el ser humano y además, que no sean procesadas en sus respectivas percepciones desde la realidad de los objetos, hace que las mismas no sean tan complejas tal como se mencionó en el párrafo anterior.
El procesamiento de la información es un proceso bastante complejo pues resulta de la interacción de varias estructuras físicas y mentales para que se lleve a cabo a cabalidad. Dentro de las físicas podemos encontrar a los órganos sensoriales. Por lo tanto, se puede decir que el cerebro es como una especie de “sistema”, y este además, está compuesto de elementos que cuando se unen para intercambiar información de una manera recíproca, da pie al procesamiento de información.
Según Galvis (1987), “Un sistema es un conjunto de dos o más elementos de cualquier tipo interrelacionados para cumplir una función o lograr un propósito u objetivo”. Además, está compuesto por tres elementos: “conjunto de partes, interrelacionadas y en función de un objetivo” (p. 39). Dentro de esta definición cabe la idea citada de considerar al cerebro como un “sistema”. Puesto que este siempre está en función de “algo”, de lograr “algo”, cumplir un objetivo y todo esto se logra a través de las distintas interrelaciones que hacen los elementos que conforman el “sistema” llamado, cerebro.
En este sentido la memoria vendría hacer uno de los elementos básicos que conforman al cerebro y que permiten realizar el procesamiento de información. Ya que como lo afirma Gazzinaga, la memoria está distribuida por todas las redes neurales del cerebro; entonces, se entiende que hay distintas informaciones almacenadas en neuronas de memoria ubicadas por toda la red neural. Esto hace que en el momento en que se conecten estas memorias y se logre un respectivo intercambio de información, luego esto dará paso al siguiente nivel, es decir, al procesamiento. No puede haber un procesamiento si no hay primero un intercambio básico de información.
Cuando una persona recibe un estímulo del medio, lo primero que hace es sentir ese estímulo y esto se logra mediante el uso de los sentidos. Luego ese sentir viaja a través de los distintos nervios al “sistema” principal (cerebro), en este puede haber una cantidad limitada o ilimitada de información almacena en toda la red neuronal, aquí se tiene que dar un primer proceso, pues la información adquirida a través de los sentidos se convierte en una percepción realista de los hechos. Para llegar a esto se tuvo que tomar como base la información recibida de los sentidos y luego hacerse un escaneo a través de la red, para filtrar todo aquel conocimiento almacenado y coherente con la información sensorial, para posteriormente, llevarse a cabo el respectivo procesamiento y finalmente, brindar una respuesta acertada ante tal estímulo.
Queda claro que conforme el cerebro vaya adquiriendo una mayor cantidad de información en las neuronas de memoria, este sufrirá cambios notorios en sus estructuras simbólicas primarias, también llamadas representaciones mentales. En otras palabras, conforme se encamine siempre al procesamiento de información, las estructuras mentales básicas pasaran a convertirse en representaciones más complejas, pues existirá una mayor ampliación de información en las primeras. Lo que significa que la base de datos siempre estará expandiéndose a través de la red de neuronas presentes en el cerebro.
Referencias:
Galvis, A. (1987). Fundamentos de tecnología educativa. San José, Costa Rica: EUNED.
Klingler, C. (2000). Psicología Cognitiva. Estrategias en la práctica docente. México: Mc Graw-Hill.
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